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En la conquista de México, los españoles trajeron abejas trigonas (sin agujón),
causaron temor en la población, y se mando destruir las colmenas, pero no todas fueron
destruidas. En la independencia, los franceses trajeron abejas ligústicas, que se cruzaron
con las que habían sobrevivido y salió un híbrido dócil, amarilla con franjas negras,
muy productor de miel. Pero muy parecidas a las africanas. En la revolución, un alemán
con convenio con el mercado europeo, las cruzó con melíferas y después fundo la miel
Carlota.

Las abejas viven en colmenas que son cajas de madera
acondicionadas para que hagan sus panales, aun que son trabajadas adecuadamente
por el hombre, no están 100% domesticadas. Por este motivo debemos tener un buen
manejo de las colmenas para que no se enojen y abandonen el cajón.